¿Quién no tiene una tote bag en casa a día de hoy? Sin duda alguna, las tote bags o bolsas de algodón son uno de los productos de merchandising más comunes y simples, pero a la vez más útiles y funcionales. Se convierten en un espacio perfecto para promocionar tu marca de una manera sostenible y muy visible.
Pero… ¿conoces su historia? En este artículo vamos a descubrir los orígenes de la tote bag, de dónde sale su nombre, sus usos y su evolución como producto promocional.

¿Qué es exactamente una tote bag o bolsa de algodón o de tela?
Una tote bag, también conocida como bolsas de tela o bolsas de algodón, es, como bien dice su nombre, una bolsa de tela —normalmente de algodón— muy útil para cualquier situación: como bolsa para el día a día, para hacer la compra, para ir al gimnasio o incluso a la playa. Su practicidad y versatilidad la convierten en un producto excelente.
Origen del término
El término tote bag proviene del inglés tote, que significa “llevar”. Por lo tanto, podríamos decir que, como bien indica su nombre, es una bolsa para llevar cosas. Un nombre sencillo y claro que ha conseguido convertir una simple bolsa en un objeto útil y presente en el día a día de muchas personas.
Principales materiales y formatos
Los principales materiales en los que encontramos estas bolsas, tal y como indica su nombre, son telas como el algodón (el más común), el lino —con un tacto distinto— y otros materiales derivados del petróleo, como el poliéster reciclado u otros productos plásticos y también las bolsas non woven.
Aparte de las tote bag, hay una gran variedad de bolsas personalizadas que están fabricadas con múltiples materiales como el yute o el papel.
Los orígenes de la tote bag: una historia que se remonta al siglo XIX
La historia de la ya clásica tote bag o bolsa de tela comienza mucho antes de que se convirtiera en un producto de branding y merchandising tal y como la conocemos hoy en día.
Como hemos visto, proviene del verbo inglés tote, que significa “llevar” o “transportar”. Ahí encontramos los primeros usos de estas bolsas: transportar hielo, provisiones, herramientas o correo, cumpliendo su función más básica.
El gran salto hacia el formato más “viral”, como diríamos hoy, sucedió en Estados Unidos en 1944, cuando la firma L.L.Bean creó la llamada “Ice Carrier”, una bolsa de lona robusta pensada para transportar hielo de forma cómoda y resistente, del coche al congelador de casa.

Con el tiempo, y a inicios de los años 60, ese primer modelo dio lugar a la más conocida “Boat and Tote”, con un diseño más actual y orientado a la moda o a un uso más cotidiano.
Esta evolución transformó el producto: de algo puramente funcional a un accesorio del día a día. Es en este punto cuando las bolsas de tela empiezan a adquirir un significado que va más allá de lo utilitario.

De herramienta práctica a símbolo cultural
Como hemos visto, fue en torno a los años 60 y 70 cuando las bolsas de tela o de lona pasaron a formar parte de contextos que iban más allá de lo funcional. Empezaron a verse en universidades, en las compras del día a día o en los desplazamientos urbanos.
El verdadero salto hacia un objeto de branding y campañas promocionales llegó en los años 80. En ese momento, la tote bag se convierte en un lienzo móvil por toda la ciudad: un soporte que da visibilidad a las marcas mediante mensajes llenos de significado y que los usuarios eligen como una declaración de estilo o de valores.
Un ejemplo claro es la bolsa de algodón de la famosa revista The New Yorker, que se volvió un símbolo cultural en sí misma y sobre la cual se llegó a decir que “una bolsa se convirtió en un mayor símbolo de estatus que un bolso de lujo de 10.000 dólares”.
Así fue como un producto nacido para transportar hielo terminó representando identidad de marca, comunidad, conciencia ecológica y pertenencia a un estilo de vida.

La tote bag en la era del branding
Con la llegada del siglo XXI, la “tote bag” o bolsa de tela dejó definitivamente de ser un simple objeto práctico para convertirse en una poderosa herramienta de comunicación visual.
Su bajo coste de producción, su amplia superficie personalizable y su carácter sostenible y reutilizable la hicieron irresistible para las marcas que buscaban visibilidad con coherencia y propósito.
Las primeras en adoptarlas masivamente fueron instituciones culturales, universidades y festivales: lugares donde la identidad se expresaba tanto a través del contenido como de los objetos que la representaban. Así, bolsas de museos como el MoMA o el Tate Modern se convirtieron en símbolos de pertenencia, verdaderos souvenirs con conciencia. Llevar una tote bag de estos sitios era (y sigue siendo) una forma de decir “yo estuve ahí”.
A la vez, otras marcas más comerciales comenzaron a ver el potencial de las bolsas de tela personalizadas como soporte silencioso de su branding: una pieza que acompaña al usuario en su día a día y multiplica la exposición del logo sin resultar intrusiva.
Por eso, hoy en día las marcas la utilizan no solo como merchandising, sino como un vehículo de valores: sostenibilidad, estilo y autenticidad.

Ejemplos icónicos de tote bags que hicieron historia
Veamos ahora algunos ejemplos de tote bags que no solo cumplieron con la función sino que pasaron a la historia.
I ♥️ New York (I Love New York)
El icónico y famoso logotipo I ❤️ NY, diseñado por Milton Glaser en los años 70, nació como parte de una campaña de turismo para la ciudad de Nueva York. Desde entonces se convirtió en un símbolo mundial, apareciendo en camisetas, gorras, pegatinas y, por supuesto, en tote bags.
Un ejemplo de cómo un diseño simple pero potente puede trascender la funcionalidad y convertirse en una pieza de branding de alto impacto que potencia la identidad de una ciudad.

The New Yorker tote bag
Como hemos visto en secciones anteriores, una de las bolsas de algodón más famosas es la de la revista The New Yorker. Se empezó a utilizar como regalo para los nuevos suscriptores y acabó convirtiéndose en un objeto de culto y pertenencia.

Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC)
En este caso, vamos con un ejemplo más local para reafirmar cómo los espacios culturales han adoptado desde hace años la tote bag como soporte de identidad.
Llevar una de sus bolsas es, de alguna manera, llevar un pedazo de historia o mostrar pertenencia a una comunidad de amantes del arte. En el caso del MNAC, podemos encontrar diseños con las propias obras del museo, lo que refuerza su valor como objeto cultural y promocional.

Ventajas y desventajas de la tote bag en merchandising
Aunque la tote bag se ha convertido en uno de los productos promocionales más populares, no todo es tan simple como parece. Su éxito radica en su versatilidad y en la conexión emocional que genera, pero también plantea retos en sostenibilidad y diferenciación.
Veamos sus principales ventajas y desventajas desde el punto de vista del merchandising:
Ventajas
- Reutilizable y ecológica: transmite compromiso con el medioambiente y multiplica la exposición de marca cada vez que el usuario la usa.
- Personalizable y versátil: su amplia superficie permite diseños creativos, logos visibles y mensajes de marca claros.
- Asociada a valores positivos: funcional, estética y coherente con un consumo más responsable.
- Alta rentabilidad: bajo coste por impacto, ideal tanto para campañas masivas como para ediciones limitadas.
Desventajas
- Impacto de fabricación y transporte: el algodón y los procesos de teñido pueden tener un alto coste ambiental si no son sostenibles.
- Riesgo de saturación: su uso excesivo puede diluir el valor de marca si no se apuesta por un diseño o material diferenciador.
Conclusión: mucho más que una simple bolsa
A lo largo de los años, la tote bag ha pasado de ser una simple herramienta funcional a convertirse en un auténtico icono del diseño y el branding. Su éxito no se debe solo a su practicidad, sino a la historia que transmite y a los valores que representa: sencillez, sostenibilidad y estilo.
Hoy, más que nunca, es un soporte que conecta con personas, ideas y marcas con propósito.
✅ Une funcionalidad y mensaje: es útil, duradera y lleva tu marca allá donde vaya el usuario.
✅ Refuerza valores sostenibles: comunica compromiso con el medioambiente y el consumo responsable.
✅ Construye identidad: convierte a tus clientes en embajadores visibles de tu marca.
✅ Encaja en cualquier estrategia: desde ferias o eventos hasta campañas de fidelización o retail.
✅ Genera recuerdo y afinidad: una tote bag bien diseñada no se tira, se usa — y eso multiplica tu impacto.
Si buscas una forma sencilla, sostenible y con estilo de dar visibilidad a tu marca, las tote bags personalizadas son el mejor punto de partida.
👉Diseña la tuya con Moloon y convierte un objeto cotidiano en una historia que se lleva puesta.

Gerard Bou
Graduado en Marketing y Relaciones Públicas, actualmente especializado en creación de contenidos para el blog y las redes sociales de Moloon. Creativo y apasionado por las nuevas tecnologías.